El 30 de noviembre, una nueva
contienda electoral se llevará a cabo en Gimnasia y Esgrima La Plata. Con tres
candidatos a las urnas, el futuro institucional del club se vuelve a poner en
juego y con varias polémicas a su alrededor.
Como pasa a nivel nacional y como
ha pasado en comicios anteriores en el club, los candidatos hablan (o hablaron)
de unidad pero se sacan las “tripas” en el marco pre eleccionario con disputas
que nada tienen que ver con Gimnasia y mediante hechos que se buscan erradicar
del futbol argentino.
Desde todos los sectores y antes
que estuvieran definidos los candidatos (Daniel Onofri, Carlos Castagneto y
Cesar Melazo), se habló de unidad y de buscar un futuro conjunto en la dirección
institucional del club. Sin embargo, y a medida que se acerca la fecha elegida
para las elecciones, las grietas parecen ensancharse, no solo entre los
diferentes frentes políticos, sino también entre la gente que sigue a los
principales referentes de cada sector como si se tratara de una contienda
electoral para elegir al presidente de la Nación.
Por el momento, la principal
pelea es entre el oficialismo y el grupo que encabeza el viceministro de
Desarrollo Social de la Nación junto a la gente del Plan Integral. Dicha
contienda comenzó en las primeras fechas del torneo cuando en la zona de
vestuarios y tras la finalización de un partido se cruzaron “fuerte”, el actual
vicepresidente (en ejercicio de la presidencia) y candidato Daniel Onofri y
Antonio Gargiulo miembro de dicho grupo que durante la etapa en la B Nacional,
acerco plata al club para armar el plantel que conseguiría el ascenso.
Bajo este marco, y a pesar de algún
otro cruce cortés entre ambos protagonistas, los enfrentamientos continuaron
estos días tras la denuncia de que allegados al oficialismo impidieron a la
gente de Castagneto trabajar con tranquilidad en las afueras del estadio del
bosque, durante la previa del partido vs Argentinos Juniors.
Por su parte, el tercero en
discordia y en los papeles el que menos posibilidades tiene en quedarse con la
presidencia, Cesar Melazo continúa con su campaña sorpresiva (nadie esperaba su
candidatura) acompañado por dos ex candidatos en elecciones pasadas, Daniel
Pappasodaro y Carlos Gaskin.
En este contexto, el club afronta
nuevamente los comicios limpiando los “trapos sucios” a la vista de todos, en
el lugar incorrecto y a los pocos días de una asamblea general que paso sin
sobresaltos, cuando en realidad se debería haber aprovechado para que los
socios discutan e intercambien opiniones, ideas y formas.
Esta realidad, marcada por las
diferencias entre los distintos sectores y algunos hechos violentos aislados, es
la realidad a la cual nos hemos acostumbrado los socios independientes que solo
queremos ver una institución modelo más allá del futbol y su entorno, y que en
el imaginario social resulta imposible de modificar. Sin embargo y desde este
humilde espacio, que pocas intenciones ha tenido de meterse en política, me
pregunto: ¿Por qué son los menos los que terminan decidiendo el destino de una
entidad como Gimnasia? ¿Por qué son los socios “poderosos” a nivel personal,
los que se terminan posicionando como la única opción posible para manejar el
club? ¿Por qué nos llevan a adoptar una posición antagónica entre nosotros
mismos? ¿Cuál es el privilegio político que supone conducir un club de las características
de Gimnasia para que las diferencias entre los diferentes sectores sean tan amplias?
La única respuesta que se le
ocurre a este humilde socio es que una vez más, la realidad del país, el
contexto social y cultural de la Argentina, se ve reflejado en un pequeño
espacio como nuestra querida institución; Porque nuevamente estos pequeños
espacios de contención social reflejan la miseria de la política Argentina y
nuevamente somos la mayoría, los que terminaremos pagando por el cariño y la identificación
con nuestro querido lobo.
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