El primer enfrentamiento fue en la ciudad de Necochea, en un torneo hexagonal del cual también participaron Lanus, Rosario Central, Newell´s y Huracán. El torneo fue ganado por el Canalla tras vencer en la final al granate.
Pero como siempre, el clásico platense tuvo su torneo aparte y en un partido pobre termino empatado 1 a 1 con gol de Guillermo Larrosa para el lobo y Palermo de penal para Estudiantes. El colorado Facundo Sava, hacia su debut en el lobo.
Esta es la crónica que el diario Clarín le dedico al clásico disputado en la ciudad balnearia de Necochea:
http://edant.clarin.com/diario/1997/02/12/t-05901d.htm
HEXAGONAL DE NECOCHEA: LOS FINALISTAS SON ROSARIO CENTRAL Y
LANUS
Gimnasia y Estudiantes, en un empate sin vuelo
Gimnasia debía ganar por dos goles para ser finalista. Pero
apenas pudo conseguir -y sobre el final- un empate.
DEBUT. Sava, en Gimnasia.
(Necochea. Enviado especial).- Estudiantes estaba a punto de
festejar: le ganaba a Gimnasia y le impedía ser finalista del hexagonal de
Necochea. Pero a cuatro minutos del final, el espectacular derechazo de Larrosa
decretó la igualdad y la alegría de Gimnasia. Ya no importaba quedar afuera de
la final -que jugarán Rosario Central y Lanús, ganadores de sus respectivas
zonas, pasado mañana, a las 22-; el honor estaba a salvo. Como todo clásico,
este Estudiantes-Gimnasia de verano tuvo una alta dosis de tensión y pierna
fuerte. La rivalidad y la tradición pesaron. Por eso, a nadie le importó que no
era un partido oficial. Los dos pensaron en ganar, por encima de todo.
Gimnasia, para lograr los dos goles de diferencia que lo catapultasen a la
final; Estudiantes, para impedírselo. Pero, fundamentalmente, para quedarse con
la victoria ante el "enemigo" tan odiado.
La seguridad
Recién en el cuarto de hora final del primer tiempo, las
situaciones ofensivas superaron a las infracciones. También aparecieron los
espacios. Y Gimnasia mostró una leve supremacía. Porque intentaba llegar más
armado, en contraste con los pelotazos que lanzaban los volantes de Estudiantes
buscando a Palermo. Y terminó esa etapa inicial con un ritmo interesante. La
movilidad de Troglio y el talento de Guillermo Barros Schelotto, que no se
escondió pese a los golpes, fueron otro aporte de desequilibrio a favor de
Gimnasia.
Tres situaciones claras tuvo el equipo de Griguol en los
últimos 11 minutos. Sosa desaprovechó una situación con un derechazo corto,
afuera; Guillermo hizo una gran jugada personal pero definió mal; y Sava
conectó un cabezazo que salió cerca.
Se mantuvo esa tónica en los minutos iniciales del segundo
tiempo. Y Estudiantes tuvo sus situaciones netas. Palermo habilitó a Fúriga,
que punteó la pelota con su botín derecho, muy bien ubicado, e increíblemente
la mandó afuera. Cuando Troglio cometió un claro penal (manoteó la pelota sobre
el vértice derecho de su área), Estudiantes no lo desaprovechó. Palermo ejecutó
el penal: primero se lo anuló correctamente Oliveto por invasión de zona de
Fúriga; y en el segundo intento, Palermo volvió a convertir, esta vez cambiando
de punta. Era el 1 a 0 y Gimnasia sintió el impacto. Estudiantes manejó el
contragolpe, lo que mejor domina. Hasta que llegó el golazo de Larrosa. Y
Gimnasia quedó contento. Aunque no sea finalista. Cosa de clásicos...
El primero en Mar del Plata
En los ultimos años, Gimnasia y Estudiantes se vieron la cara en 4 oportunidad en La Feliz, con 2 victorias por bando.
En 1998 y 1999, fue victoria para el lobo por 3 a 1 y por 3 a 2 respectivamente. El clásico de verano de 1999, se disputo un 28 de enero y el lobo terminaria liquidando el partido con un zurdazo impresionante de Pedro Troglio. Gustavo Reggi en 2 oportunidades había puesto en ventaja al equipo que por entonces dirigía técnicamente Carlos Timoteo Griguol.
Nota del diario Clarin del 29 de enero de 1999
GIMNASIA 3 - ESTUDIANTES 2: EN MAR DEL PLATA, UN
GOL DE TROGLIO LE DIO LA VICTORIA AL EQUIPO DE GRIGUOL
Al final, Gimnasia se llevó el clásico
Al final, Gimnasia se llevó el clásico
FERNANDO GOUROVICHMar del Plata.
Enviado especial
Tuvo lo que tienen los clásicos. Pierna fuerte, colmillos asomados, el color de muchísima gente en las tribunas, algunos incidentes entre las hinchadas antes del partido... pero le faltó algo de fútbol, sobre todo por lo poco que mostró Estudiantes. Y Gimnasia gozó, en un final redondo, con toque y festejos. De movida, lo de Estudiantes pareció tan pobre como carente de audacia. Acomodó a un montón de jugadores con la única intención de destruir lo que pudiera hacer Gimnasia. Sólo Cardoso, como enganche, y Fúriga y Yaqué, haciendo de atacantes -aunque sin atacar- tenían una misión diferente. Lo de Gimnasia, en cambio, era más generoso, por más que le faltara precisión. Entonces, entre los sueños egoístas de uno y las quimeras del otro, el partido arrancó demasiado chato. Recién sobre la mitad del primer tiempo Gimnasia pudo marcar la diferencia que hubo en las intenciones de los dos. Cufré -uno de los mejores de la cancha a esa altura- arrancó la jugada con un pelotazo cruzado, Yllana armó una pared bárbara con el Yagui Fernández y le puso la pelota justa para que definiera Reggi con un toque de primera, contra el palo derecho de Bossio. Era 1 a 0. Y era justo.A partir de ahí el equipo de Griguol manejó la pelota con claridad, aunque sin profundidad. Y sólo un error grave del Yagui Fernández, al cometerle un penal infantil a Zapata, le permitió a Estudiantes alcanzar el primer empate de la noche sin haber hecho méritos. Los primeros quince minutos del segundo tiempo fueron de lo mejor del partido. Los repetidos errores de las defensas prevalecieron sobre la falta de ideas de la mayoría de los volantes y los delanteros y así cayeron más goles. Reggi volvió a mostrar su oportunismo para aprovechar un despeje pifiado de Bossio y después Lanfranchi clavó un zurdazo cruzado en el arco de Noce.Pero a los quince el partido se volvió a caer y ya ni los errores -que se mantuvieron intactos- parecían capaces de ponerle emoción a lo que quedaba del clásico. Hasta que llegó un zurdazo delicioso de Troglio desde afuera del área, el vuelo inútil de Bossio, y la justicia hizo que Gimnasia se quedara con los gritos más fuertes. Los del final de una noche platense, trasladada a la orilla del mar.
Tuvo lo que tienen los clásicos. Pierna fuerte, colmillos asomados, el color de muchísima gente en las tribunas, algunos incidentes entre las hinchadas antes del partido... pero le faltó algo de fútbol, sobre todo por lo poco que mostró Estudiantes. Y Gimnasia gozó, en un final redondo, con toque y festejos. De movida, lo de Estudiantes pareció tan pobre como carente de audacia. Acomodó a un montón de jugadores con la única intención de destruir lo que pudiera hacer Gimnasia. Sólo Cardoso, como enganche, y Fúriga y Yaqué, haciendo de atacantes -aunque sin atacar- tenían una misión diferente. Lo de Gimnasia, en cambio, era más generoso, por más que le faltara precisión. Entonces, entre los sueños egoístas de uno y las quimeras del otro, el partido arrancó demasiado chato. Recién sobre la mitad del primer tiempo Gimnasia pudo marcar la diferencia que hubo en las intenciones de los dos. Cufré -uno de los mejores de la cancha a esa altura- arrancó la jugada con un pelotazo cruzado, Yllana armó una pared bárbara con el Yagui Fernández y le puso la pelota justa para que definiera Reggi con un toque de primera, contra el palo derecho de Bossio. Era 1 a 0. Y era justo.A partir de ahí el equipo de Griguol manejó la pelota con claridad, aunque sin profundidad. Y sólo un error grave del Yagui Fernández, al cometerle un penal infantil a Zapata, le permitió a Estudiantes alcanzar el primer empate de la noche sin haber hecho méritos. Los primeros quince minutos del segundo tiempo fueron de lo mejor del partido. Los repetidos errores de las defensas prevalecieron sobre la falta de ideas de la mayoría de los volantes y los delanteros y así cayeron más goles. Reggi volvió a mostrar su oportunismo para aprovechar un despeje pifiado de Bossio y después Lanfranchi clavó un zurdazo cruzado en el arco de Noce.Pero a los quince el partido se volvió a caer y ya ni los errores -que se mantuvieron intactos- parecían capaces de ponerle emoción a lo que quedaba del clásico. Hasta que llegó un zurdazo delicioso de Troglio desde afuera del área, el vuelo inútil de Bossio, y la justicia hizo que Gimnasia se quedara con los gritos más fuertes. Los del final de una noche platense, trasladada a la orilla del mar.
Los últimos dos clásicos de verano se disputaron en el año 2000 y fueron victoria para Estudiantes por 1 a 0 y 3 a 2, lo que dieron un mal comienzo de temporada para el lobo y puso en duda la continuidad del que era el técnico en su momento Carlos Ramacciotti.
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