Que ambos equipos meten más de lo
que juegan no quedan dudas; Que en el futbol argentino no sobran los espacios
para jugar y generalmente se dan partidos friccionados tampoco; Sin embargo el
encuentro de ayer entre el equipo de Victoria y el de La Plata, lejos estuvo de
convertirse en un partido violento ¿Por qué? Por la ineficaz conducción que
propuso ayer el árbitro Mauro Giannini que desde el arranque nomas empezó a
repartir tarjetas cual niño invitando a compañeritos a su cumpleaños. Este
posicionamiento frente al cotejo que se estaba disputando, incidió en el
transcurso normal del mismo.
Gimnasia que había arrancado
mejor y que logro ponerse en ventaja tras el penal a favor que le otorgo el árbitro
(producto de una jugada que puede entenderse como falta pero que pocas veces se
cobra), luego termino perjudicado primero por una falta en contra que casi
nadie vio y que derivó en un terrible golazo del volante del Matador Matías Pérez
Garcia, y luego en la expulsión de su defensa Osvaldo Barsottini producto del
reparto exagerado de amarillas que el juez principal mostro a diestra y
siniestra durante el primer tiempo.
En el complemento Giannini guardo
las tarjetas (algunos dicen que ya estaban todos invitados) y el juego se desarrolló
con mayor normalidad y con Tigre en busca de la ventaja en el marcador,
producto del gran partido de Pérez Garcia y del hombre de más que supo
aprovechar. Sin embargo y para tranquilidad de los platenses Gimnasia tiene
arquero. Una vez más FERNANDO MONETTI (lo pongo así con mayúsculas para que el
Señor Alejandro Sabella técnico de la selección lo lee bien y no lo pasa por
alto), se convirtió en figura salvando al menos en 4 oportunidades el arco
tripero.
A pesar de la brillante actuación del arquero tripero y del
segundo tiempo correcto del conjunto de Victoria, Gimnasia pudo haber
encontrado la ventaja en algunas jugadas aisladas en las que de la mano de Franco
Mussis (figura importante en el campeonato del equipo de Troglio) puso en
peligro el arco local.
Fue empate y si bien les sirve a los dos, al lobo le queda
un mejor sabor porque sigue sumando y el objetivo de puntos está cada vez más
cerca.
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