Corría el cuarto mes del año 1992. Una vez más la capital de la
provincia de Buenos Aires se veía paralizada por un nuevo encuentro entre los
clubes más representativos de la ciudad.
Gimnasia visitaba Estudiantes ese domingo soleado de abril por la séptima
fecha del torneo Clausura. Ese lobo dirigido por el uruguayo Gregorio Pérez arrastraba
6 partidos sin conocer la victoria, con 2 empates y 4 derrotas.
Para visitar a Estudiantes en la cancha de 1 y 57 por el clásico Nº 113
del profesionalismo, Gregorio Pérez mando a la cancha a Cristante; Sanguinetti,
San Esteban, Ortiz y Dopazo; Miranda, Bianco, Perdomo y Odriozola; Guillermo
Barros Schelotto y Guerra.
Tras un primer tiempo sin demasiadas ocasiones, a los 9 minutos de la
segunda etapa el árbitro Juan Bava sanciono un tiro libre a favor del lobo
cerca del área y extrañamente fue el Uruguayo Perdomo quien agarro la pelota
para patear cuando el encargado era el Vasco Odriozola.
Tras la orden del juez, la cara interna del pie derecho del uruguayo
mando la pelota al fondo de la red dejando estático a Marcelo Yorno y
decretando el 1 a 0 a favor de los triperos, resultado que no se modificaría
hasta la finalización del encuentro.
Hasta ahí un clásico más en los enfrentamientos entre Gimnasia y
Estudiantes. Lo raro empezaría después cuando desde un ámbito ajeno al futbol pedirían
las explicaciones del caso.
El sismógrafo perteneciente a al Observatorio Astronómico de la
Universidad de La Plata, registró ese domingo soleado de abril un movimiento telúrico
de siete grados en la escala de Richter.
Cuando las autoridades de dicho establecimiento educativo y de investigación
vieron las mediciones que había tomado el sismógrafo, no entendieron lo que
estaba pasando y mucho menos los colegas de una universidad norteamericana que
por un convenio entre dichas entidades también tuvieron registro de lo
acontecido.
Tras las investigaciones pertinentes los resultados mostraron que las
vibraciones coincidían con el momento de mayor éxtasis durante el clásico platense:
cuando los miles de hinchas triperos que colmaron esa tarde la tribuna
visitante gritaron con algarabía el gol que les dio la victoria.
Creer o reventar pero el basurero provoco hasta el terremoto…
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